miércoles, 12 de mayo de 2010

golfo de mexico




Es la tercera prueba por detener la fuga diaria de 800 mil litros de petróleo. La marea negra afecta las costas de Louisiana

NUEVA ORLEANS, EU (11/MAY/2010).- La compañía petrolera británica British Petroleum (BP) comenzó las operaciones con dispersantes subacuáticos en el Golfo de México para intentar contener el derrame de crudo, a mil 600 metros de profundidad, en un nuevo intento para contener el daño de la fuga.

La marea negra llegó a las costas de Louisiana y las bolas de alquitrán ya están en Alabama.

Tanto autoridades federales como estatales “consintieron la tercera prueba con el dispersante subacuático”, indicó el vocero de BP John Curry. Ésta “continuará por 24 horas. Una vez que concluya se realizarán las evaluaciones correspondientes”.

Los disparos se efectuaron a través de un largo tubo por medio de submarinos robóticos a control remoto directamente en el lugar de la fuga.

Se espera que el dispersante quiebre la composición del crudo, lo que con el paso del tiempo hará que la mancha flotante se reduzca a partículas más pequeñas que puedan biodegradarse en lugar de quedar como globos densos chiclosos que sofocan la vida salvaje y la vegetación.

Además, el director general de operaciones de la compañía, Doug Suttles, dijo que BP planea instalar esta misma semana una nueva caja contenedora sobre la principal fuente del derrame, tras el intento fallido con una estructura mayor.

La compañía petrolífera, operadora de la plataforma Deepwater Horizon que se hundió el 22 de abril en el Golfo de México, reconoció que la estructura de 100 toneladas con la que buscaba recolectar el petróleo había fracasado, debido a la formación de cristales de gas en el interior.

Suttles dijo que la nueva caja se ajustará mejor sobre la fuga, lo que en principio dificultaría la entrada del agua gélida del fondo del mar, con lo que se evitaría la formación de cristales.

Entre las opciones que se barajan para contener el derrame figura también la de bloquear el pozo con una inyección de plástico y otros materiales “disparo de basura”, así como la de instalar una nueva válvula de sellado, que no se activó como debía cuando se produjo la explosión.

Al mismo tiempo, los trabajadores estaban perforando un nuevo pozo, que permita aliviar la presión del original, la solución considerada como más permanente, pero se espera que eso demore hasta tres meses.

En tanto, ayer la Casa Blanca decidió tomar cartas en el asunto y seguir de cerca el trabajo de BP para contener el derrame. La situación en el Golfo de México comienza a afectar la agenda política y energética del presidente Barack Obama.

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